RENACE EL VERDE

lunes, 6 de septiembre de 2010

En Tres Porteñas se necesitan 200 casas

Enrique Pfaab
epfaab@diariouno.net.ar
Cristian tiene 7, Jorge 9 y Víctor 11. Juegan a las bolitas en la tierra. Al lado tienen un brasero. Arriba, un nailon negro. Eso es la cocina. Junto a ellos, una piecita de 3x3 con techo de chapas.

Ése es su hogar. Son integrantes de una de las más de 200 familias que sufren graves carencias habitacionales en la villa de Tres Porteñas.

“Nos arreglamos como podemos. La Municipalidad me dio unos postes y el nylon. Yo compré algunos ladrillos y con eso armé esto”, dice Víctor Hugo Britos, padre de los tres niños, mientras alimenta el fuego en esa taperita ubicada en terrenos usurpados de la calle Llosa, en el límite entre los distritos de Tres Porteñas y El Central. “Nos desalojaron de una casa después de que la plata no nos alcanzó más para seguir pagando el alquiler”, cuenta.

El viernes fue presentado en la mesa de entradas del Concejo Deliberante un proyecto para que se declare la emergencia habitacional en el departamento de San Martín. En los fundamentos se sostiene que en Tres Porteñas hace 10 años que no se construyen barrios nuevos. La situación de los otros distritos parece ser igual de preocupante: en Chapanay el último barrio se terminó hace 13 años, en Montecaseros hace 10, en el Central hace 15, igual que en Alto Salvador, según dice el proyecto que elaboró el concejal de ese distrito Gustavo Miranda.

Nora Cataldo de Jofré (54) está a punto de ser desalojada de una precaria vivienda ubicada en el corazón de Tres Porteñas. Allí vive con su esposo, Emiliano (64), una hija de 16 y dos nietas de 13 y 16 que han quedado a su cargo. “El dueño de la casa nos alquilaba este lugar, pero hace tiempo que venimos fallando en los pagos porque mi marido no consigue trabajo por su edad. Si nos echan de acá no tenemos dónde ir”, dice.

Cruzando la calle vive Raquel Inés Lucero (44). Su marido, Jorge Baigorria (51), es obrero rural. Tienen tres hijos, dos mujeres de 19 y 10 y un varón de 6. la mayor ha tenido un hijo hace 6 meses y la familia se agrandó en el momento menos oportuno. “La casa donde estamos es de adobe y se está cayendo. Cada vez que llueve nos tenemos que ir a lo de un pariente. Con lo que gana mi marido no nos alcanza para hacer una construcción nueva”, relata.

A tres cuadras está la piecita donde vive Luis Agüero (26); su mujer, Patricia Azcurra (23), y sus dos hijos, de 3 y 5 años. La pieza como único techo tiene un nylon. “Esto me lo prestó mi suegro. Yo tengo algo de dinero como para construirme algo, pero la plata no me alcanza para comprar el lote”, dice. “No quiero nada regalado, pero necesitamos que nos den alguna alternativa que se ajuste a lo que nosotros podemos afrontar”, sostiene.

Agüero confiesa que su familia fue una de las que hace dos años intentaron ocupar unas tierras ubicadas al norte de la villa. “Era una alternativa. Después nos dijeron que ese lugar tenía dueño y nos fuimos”, cuenta.

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